EL DUENDE, ESE PODER MISTERIOSO
“El duende , ese poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica”.
Así definió Goethe al duende al hablar de Paganini. De todos los escritos que sobre el duende he tenido oportunidad de leer, ninguno me ha dado tanta satisfacción como aquí Goethe: “Poder misterioso que todos sienten,para acabar con la sentencia: “... y que ningún filósofo explica.” Efectivamente, a mí entender, ningún filósofo ni nadie lo puede explicar: es algo exclusivo de ese poder misterioso del que nos habla Goethe.
Dichos y definiciones sobre el duende han habido miles y para todos los gustos, como podemos comprobar en las frases que siguen:
“El duende es el intermedio entre lo terreno y lo divino...”
“El duende es la fuente de lo jondo...”
“El duende es la instancia de lo mágico embellecedor...”
Para Joaquin Murube, “los duendes están en la sangre y en la luz.” Y Anselmo González Climent escribe: “El duende es un estado especial de la gracia flamenca.” Esta última aserción yo la pongo en duda. Sin embargo, no quisiera seguir con las citas para no cometer la misma falta que se ha venido cometiendo hasta la fecha dentro de la literatura flamenca, ya que de tanto escribir sobre el duende, hasta los mismos flamencólogos se han llenado de tantas cosas como se ha dicho sobre el tema, algunas buenas y otras, en cambio, sólo han sido material de relleno para escritos tontos y empalagosos.
Angel Alvarez Caballero, en su obra “Historia del cante flamenco.” dice:
“Si digo que cada cantaor tiene su duende, no sé si digo verdad, porque con el duende ocurre como con muchos temas del flamenco, que se le ha echado demasiada literatura...”(P.171).
Aquí hay que dar la razón a Alvarez Caballero, que sigue diciendo:
“Porque ocurre que hay una inflación de literatura fácil en que se trae a los duendes de acá para allá, venga a cuento o no...”(P.171).
En otro articulo de la revista Sevilla Flamenca, titulado “Duende, purismo y aflamencamiento”, de José Cenizo Jiménez, se puede leer lo que sigue:
“Uno de los temas sobre el que más se ha poetizado e idiotizado en el mundo del flamenco ha sido el del duende. Sólo un cantaor analfabeto, legendario, raro y enorme como Manuel Torre, con su “Cultura en la sangre”, ha dicho algo sensato sobre el mismo: El duende son los soniós negros.”(Nr.80, pág.19).
Cuando Manuel dijo lo de los soníos negros, estaba escuchando al propio Manuel de Falla en su “Nocturno del Generalife”. Un día, La Malena, vieja bailaora gitana, oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach, exclamó: “Olé, eso tiene duende”, y se aburría con otras músicas.
De lo que no hay duda es que ese poder existe, a pesar de tanta literatura fácil y de tantas historias sobre el duende.
A Pepe el de la Matrona, le plantearon esta pregunta: “¿Qué es el duende?, y Pepe respondió:
“Esa palabra del duende es una cosa que empleamos acoplao al flamenco, que es lo mismo que si dijéramos: ¿Qué es un misterio? , ¿Lo ha visto alguien? Nadie. Y sin embargo, existe porque lo dice el mundo entero. Si el mundo entero lo dice es por algo.”
A Manolo Caracol se le hizo la misma pregunta que al de la Matrona, y Caracol dijo:
“Cualquiera sabe lo que es el duende. Hay días que canto muy mal, parece que estoy borracho. Hay momentos y días que todo me sale bordao, porque si supiera lo que es el duende y cuándo viene, entonces uno dirías: que venga el duende ahora.”
También Manuel Torre dijo algo parecido sobre los días malos y buenos, pero antes que Manuel, Diego El Lebrijano había dicho:
“Los días que yo canto con duende no hay quien pueda conmigo.”
Antonio Mairena dice más o menos lo mismo:
“Hay días que viene y días que no viene. Días que quiere uno cantar y no puede hacerlo. Días en que, al contrario, parece que va a ser una noche de chufla y termina siendo una noche grandiosa...”
Pero Mairena no tenía siempre la misma opinión del duende, ya que, cuando daba definiciones, unas veces hablaba bien y otras, según la persona que estuviera frente de él, decía lo que le venía en ganas. En este sentido, Angel Alvarez Caballero dice: “Conmigo Mairena fue más explícito y me dijo:
“Yo por duende entiendo todo aquel artista que transmite.”
Lo que no se puede permitir es hacer del duende una cosa propia para llevarlo y traerlo donde uno quiera, hacerlo racial y exclusivo de un solo arte: El Flamenco. No, el duende no es sólo flamenco, ni tampoco de raza gitana. Un ejemplo de ello es lo que escribí al principio: Goethe dio su definición del duende porque, con toda seguridad, se maravilló al escuchar alguna pieza musical del maestro de Génova, Niccolo Paganini, reconocido en el mundo entero como el compositor con más duende de la música culta. Ni que decir tiene que la música de Paganini no era flamenca, ni él era calé.
Federico García Lorca, en su “Teoría y juego del duende” escribe:
“Todas las artes y, aun los países, tienen capacidad de duende, de ángel y de musa, y así como Alemania tiene, con excepciones, musa, y la Italia tiene permanentemente ángel, España está en todos los tiempos movida por el duende como país de música y danza milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada...”
Como se ve, no hay exclusividad de raza ni de nacionalidades. Lo que sí se puede decir es que el duende se siente más a gusto alrededor de todo lo que tenga olor a flamenco, cante baile, toque y todas aquellas personas que tengan que ver con este arte, sea payo o gitano.
Ejemplos de quienes escriben haciendo uso indebido del duende, hay bastantes, pero he escogido textos de dos autores bien conocidos. Ricardo Molina Tenor, en su libro “Misterios del arte flamenco”, pasa a describir al duende de la siguiente manera:
“El Duende es una fuerza cien por cien gitana, pues la fisionomía gitana es algo especial y extraordinario. Cuantos escribieron sobre el tema repararon en el conjunto o en los elementos del rostro calé. Aparte del color bronceado y del cabello intensamente negro, casi todos manifestaron su extrañeza ante la peculiaridad de los ojos y mirada gitana.”(P.91)
Aquí, al señor Molina se le fue un poco la mano o, mejor dicho, la pluma. En su descripción, creo que Molina estuvo influenciado por la lectura del libro de Philipp Lersch, “Gesicht un Seele” (en español, “Cara y Alma”). Lersch hizo un análisis de la mímica facial en su obra sobre psicología de la expresión y dividió el rostro en tres planos mímicos: el de la frente, el de los ojos y el de la boca (Ver notas, pág. 92 de la obra de Molina).Dudo mucho, no obstante, que el profesor alemán escribiera su teoría sobre la mímica del rostro refiriéndose a los de raza gitana. Más bien, a mi entender, se refiera a todas las personas en general, sin mirar el color bronceado, el negro del cabello, los ojos y miradas de los calés. Por otro lado, Molina se refiere a los gitanos andaluces, que eran los que él conocía, y no a los gitanos en general, ya que, por ejemplo, los calés de Asturias o del Pais Vasco, no saben nada de nada sobre el flamenco. Yo mismo he vivido una anécdota en Logroño-Rioja cuando pregunté a unos gitanos sobre la seguiriya gitana y me contestaron que “no sabían con que qué cuchara se comía esa sopa”.
Otra descripción, un tanto curiosa, es la que aporta Antonio Mairena, maestro del cante puro y escritor. En su obra “Las confesiones de Antonio Mairena”, ofrece esta curiosa y racial descripción del duende:
“La razón incorpórea es el honor nuestro, la base de la cultura gitana, el conjunto de nuestras tradiciones y de nuestros ritos antiguos. Una cosa que sólo entiende un gitano como Dios manda, y que sólo los gitanos la viven. La razón incorpórea es intransmisible e ininteligible fuera de nosotros, porque no se puede conocer de verdad lo que no se puede sentir. Sólo se nos permite expresarla por medio de metáforas. La razón incorpórea es la fuente de la inspiración inagotable del cante gitano y del cantaor, y éste la expresa de forma intuitiva por medio del duende...”
Dudo que esta parrafada pertenezca en exclusiva al señor Mairena. Las dos definiciones, la de Molina y la de Mairena, tienen cosas comunes y muy parecidas: “una fuerza cien por cien gitana” de Molina, encuentra un paralelismo indiscutible con “una cosa que sólo entiende un gitano como Dios manda y que sólo los gitanos la viven”, de Antonio Mairena. No dudo que el señor Molina haya tenido que ver en la factura de esta última frase, pues ya sabemos todos la amistad que unía a ambos.
Como conclusión, podemos decir que al menos hemos sacado a relucir que el duende no es exclusivo de ningún arte, sino que es dueño y señor de todas las artes, tanto del cante como del baile, de la música, la pintura, etc., y que todo artista tiene sus días buenos y sus días malos.
Ese poder misterioso, llamado duende, no puede pertenecer a uno sólo. Más bien creo que hay muchos duendes repartidos por el Universo del arte en general. Aquí estoy de acuerdo con Alvarez Caballero cuando escribió que cada cantaor tiene su duende. Para mí, todos los artistas lo tienen, ya sea cantaor, bailaor, tocaor, pintor o músico.
¿Cómo se llama en verdad el duende?
Poder misterioso dijo Goethe, García Lorca lo llama duende, musa y ángel; Mairena nos habla de la razón incorpórea... Yo lo denominaría INSPIRACIÓN, que, en mi modesta opinión, es la verdadera palabra para definir ese poder misterioso que ningún filósofo puede explicar.
Francisco Prat (Paco de Cái)
Este trabajo mío fue hecho en la emigración en Alemania, fue publicado en la revista flamenca ¡anda! de Münster, en el Nr.7 de Septiembre de 1995, fue traducida al alemán por Manfred Wälz de la Redacción de dicha revista.